lunes, 6 de junio de 2011

1 de junio de 2011: La fiesta

Era una bonita fiesta. La gente parecía pasarlo bien. Hablaban, reían o sonreían. Uno de ellos lo hacía todo a la vez. Brindaban por sus deseos. Sus sueños flotaban en el aire. Me gusta la gente feliz. Procuro respetarla, dentro de lo posible. Algunos bailaban tímidamente, haciendo equilibrios con sus copas. Sentí una especie de envidia sana, difícil de erradicar de mi, digamos, alma. Afortunadamente, sonaba música de los 80. Hay algunos sonidos que me ponen terriblemente violento. Pero debo reconocer que aquel grupo de humanos me fascinaba por momentos. Aquello era inusual. Me gustaba ver lo sencillos y complicados que pueden ser. Con su principio y su final. Con todo lo simple y maravilloso. Lo complicado y tenebroso. Pero siempre con su principio y su final. En el fondo soy un jodido romántico...

Realmente no buscábamos a esa gente. No estábamos invitados a una fiesta que desconocíamos que se estuviera realizando. Simplemente nuestros destinos se cruzaron. Nuna y yo creemos en el destino. Somos lo que somos porque un buen día el destino así lo decidió. ¿Una broma macabra? ¿Un regalo divino? Qué más da. Y si ahora tocaba participar en una celebración como aquella, participábamos sin poner resistencia. Si piensas demasiado acabas por no hacer nada. Nosotros preferimos hacer y luego pensar para relajarnos. O hacer algo, no pensar y ponernos a hacer algo más. Porque somos lo que hacemos, no lo que pensamos. Puedes pasarte media vida pensando en cambiar el mundo mientras cagas en el baño. Eso no sirve de una mierda...

No hay comentarios:

Publicar un comentario