lunes, 6 de junio de 2011

5 de junio de 2011: Invasión

Siempre he dicho que el hambre es algo muy malo. Por eso, una vez convertidos todos en vampiros, no nos quedó más remedio que devorar a los vecinos de la casa de al lado, una gente extremadamente ruidosa y asocial. No diré que se lo merecían pero... ¿Acaso el vegetariano piensa en la lechuga que se come? Vale. Es una metáfora de mierda, pero ahora teníamos el estómago lleno y fuerzas para conspirar algo grande. Nunca nadie ha ganado una guerra con el estómago vacío

Lo bueno de la telepatía es que haces poco ruido. Si le pones empeño, puedes llegar a eructar telepáticamente, lo que te convierte en un cerdo pero sólo en el reducido mundo del telépata. Nuna y yo nos repartimos las mentes e hicimos un curso intensivo de vampirismo hasta llegar al bosque. Cosas que debían saber, tan imprescindibles como no pedir patatas bravas con allioli, nada de tropezarse con estacas afiladas y usar siempre crema de protección solar elevada. Tonterías que ya todo el mundo ha leído o visto mil veces. Ya les contaríamos nuestros profundos planes de cambio más adelante. Teníamos toda una jodida eternidad para hacerlo. Y esto sólo acababa de comenzar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario