lunes, 6 de junio de 2011

3 de junio de 2011: Me bebería un camello

Nuna estaba excitada de emoción. La idea de transformarlos era para estarlo. Hubiera sido un detalle preguntarles si les parecía bien pero nunca hemos creído demasiado en la democracia. El mundo occidental del siglo XXI nos había dado la razón. Somos más de dictaduras ilustradas. No se en qué momento entró en nuestras mentes la idea de cambiar el mundo. Y para cambiar el mundo, primero teníamos que transformar a algunos humanos. No era necesario hacerlo con todos. Siempre es necesario tener mano de obra barata para las tareas que ninguno de nosotros haría ni en una eternidad etílica. Pero la idea de crear un mundo mejor y el hambre que teníamos estaba fraguando un momento histórico. Solo nos faltó que Loquillo y Trogloditas inundaran la fiesta con “La mataré”. Era una jodida provocación...

Buscamos durante breves segundos a los afortunados. A los primogénitos. Nuna se decidió por un tipo con aspecto de pintor renacentista. Deformación profesional. Yo me decidí por una chica que podía haber sido princesa en otra vida. Morder en el cuello a la gente es algo ciertamente escandaloso, sobre todo si lo haces en público. Así que debíamos darnos prisa y utilizar el famoso efecto dominó. Muerdes pero sin pasarte, conviertes al humano, el humano deja de ser humano y tiene hambre... y muerde pero sin pasarse. El problema radica en ese punto. Cuando hace 600 años que eres vampiro puedes controlar la cantidad de sangre que bebes. Cuando acabas de convertirte en uno, podrías beberte un camello entero. Desgraciadamente en esa fiesta no habían invitado a ninguno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario